domingo, 8 de enero de 2012

TOMA DE DECISIONES Y EMBARAZO ADOLESCENTE

Con el pasar de los años y sobre todo en la adolescencia, cada uno debe aprender a elegir y tomar su propia decisión; mas no dejarse llevar por la presión u opinión de los demás. Para esto, uno debe seguir ciertos pasos fundamentales; so pena de tropezar y mandar la cara contra el pavimento. En mi juventud, de las muchas decisiones que tome, tres cambiaron mi vida radicalmente. La primera fue cuando conocí a la madre de mi hija. Recuerdo que todos mis familiares estaban en contra de esa relación; porque ella no tenía estudios, ni familia, era pobre y trabajaba en una casa de empleada de hogar. Como muchos adolescentes enamorados no me detuve a sopesar la decisión que tenía que tomar, creyendo que todos los argumentos que decían no importaban, que sólo bastaba el “inmenso amor” que sentíamos los dos, que cualquier error que teníamos lo podíamos corregir, que cualquier dificultad que se nos presentaría lo podríamos vencer e incluso que los dos podríamos estudiar y llegar a ser profesionales. Ante la opinión de mi familia decidí escaparme con ella, creyendo que todo lo soñado se podría cumplir. Nunca imagine que los sueños duelen bastante, cuando chocan contra una pared que se llama realidad… A pesar de los problemas que tuve, por cometer los errores comunes en un noviazgo destructivo, seguí teniendo esperanzas que podría mejorar mi relación, hasta que surgió una nueva situación difícil, que implicaba una decisión difícil: el embarazo de mi pareja. Cuando me entere, muchas ideas me atormentaron las “24 horas” del día. ¿Qué hacer? Sabía y esta vez era consciente, que mucha de las cosas que me había proyectado, sería casi imposible de cumplirse. Sentía como el mundo se me caía encima y mis sueños se desaparecían como estrellas fugaces. Sentí sobre todo temor y vergüenza de no poder culminar mis estudios y defraudar a mi familia. ¿Qué hacer?¿Qué hacer?. Ante los riesgos y las consecuencias, decidí ser responsable, seguir adelante y no dejarme vencer por la adversidad, pese a que eso me traería muchos problemas con mi pareja. Me refiero, a seguir intentando terminar mi carrera y trabajar medio tiempo… La ausencia del segundo pilar: afinidad intelectual, terminaría no solo agravando mis problemas con mi pareja; sino destruyendo mi relación; ya que no pensábamos igual. Mientras ella quería estabilidad económica al instante a pesar de no ser segura, yo buscaba algo seguro a través de la culminación de mi carrera…
Después de cinco meses de haber nacido mi hija, surgió el desenlace que ocurre al 80% de las parejas adolescentes: la separación. Ella se llevó a mi hija a su tierra, muy lejos… Por primera vez tuve el tiempo necesario, sin presiones de nadie, para reflexionar sobre lo que debía hacer. A unos días llegue a la siguiente conclusión: que no podría volver con mi pareja; ya que no sería bueno para los dos y sobre todo para mi hija vivir en una relación destructiva, pero algo si valía la pena seguir intentando si es posible mil veces: era de cuidar a mi hija, de verla crecer a mi lado, de hacer lo posible para que sea feliz y no tenga las dificultades que tuvo su mamá… Muchos años después,, me pongo a pensar, si me arrepiento de alguna decisión que tome. Y la verdad es que no, porque una lleva a la otra; además porque todas las experiencias que tuve me hicieron más responsable y sensible a los problemas que pueden pasar otros. De las tres decisiones, estoy convencido que solo la primera fue incorrecta; porque no me detuve a pensar ni siquiera un minuto de las consecuencias que conllevarían, dejándome llevar sólo por el “amor”, sembrado en poco tiempo. Por supuesto que lo único que podía cosechar de esa decisión eran muchas lágrimas y sufrimientos, que pudieron evitarse, no solo para mí; sino para todas las personas que me rodeaban… En cuanto a las dos últimas decisiones que tome, creo que fueron correctas; ya que un bebe en el vientre de la madre, no tiene la culpa de los errores que cometen los padres, que si bien los padres no fueron felices, el bebe merece la oportunidad de serlo y de ser alguien en la vida.
En la última decisión soy consciente que cuando una relación es destructiva y dañina para todos los integrantes de la familia, lo más conveniente es optar otro camino, ya sea la separación momentánea o definitiva, por el bien de la pareja y de los hijos. Para finalizar, si eres una persona o tienes algún conocido que está pasando por mi segunda situación y que no se convence todavía de respetar la vida que lleva dentro, que lea los siguientes casos:
1. El padre es asmático,  la madre tuberculosa. Tienen  cuatro hijos. El primero ciego, el segundo es sordo, el tercero está muerto y el cuarto tiene tuberculosis. La madre está embarazada de nuevo ¿Recomendarías el aborto en esta situación?
2. Un hombre blanco viola  a una niña negra de 13 años y esta queda embarazada. Si fueras el padre ¿Le recomendarías el aborto?
3. Una señora  está embarazada; ya tiene muchos hijos, dos de ellos han muerto, su esposo está en la guerra y a ella le queda poco tiempo de vida.  ¿Le recomendarías el aborto?
4. Unos esposos enfrentan problemas económicos muy fuertes, ya tienen 14 hijos, son realmente pobres. Considerando su extrema indigencia, ¿recomendarías que la esposa abortara su decimoquinto hijo?
5. Una joven está embarazada; no está casada y su prometido no es el papá del niño que está esperando. ¿Le recomendarías que abortara?... Lee las respuestas en la última página.